Nosotros queremos acceder al espíritu a partir de lo que nosotros consideramos nuestra realidad, esto es el cuerpo físico y queremos preservarlo durante todo el proceso, sin destrozarlo en el intento. El cuerpo representa nuestra vida.
El cuerpo es la vida, para nosotros. El cuerpo no soporta la luz del espíritu directamente.
El cuerpo es demasiado denso y pesado y está tan lleno de obscuridad que la luz del espíritu lo destruye.
Iniciamos un camino hacia la luz. Y este camino comienza con un primer paso.
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