jueves, noviembre 01, 2018

La Herramienta Basica de la Supervivencia

La mente humana es la herramienta básica de la supervivencia. Se nos ha dado la vida, pero no dicha supervivencia. El hombre recibe un cuerpo, pero no el sustento para el mismo. Se le otorga una mente, pero no el contenido de la misma. Para vivir ha de actuar, pero antes de poder hacerlo debe saber la naturaleza y el propósito de su acción. No puede conseguir alimento sin conocimiento del mismo ni del modo de obtenerlo. No puede cavar una zanja ni construir un ciclotrón sin idea de su objetivo ni de los medios con que alcanzarlo. Para seguir viviendo ha de pensar.

Pero pensar es un acto electivo. El hombre es un ser de conciencia volitiva. La razón no trabaja automáticamente, el pensar no es proceso mecánico, los contactos de la lógica no se efectúan por instinto. Las funciones del estómago, pulmones o corazón, son automáticas; las de la mente, no. En cualquier hora y circunstancia de la vida somos libres de pensar o de evadir dicho esfuerzo, pero no se puede escapar de nuestra naturaleza, ni al hecho de que la razón es nuestro medio de supervivencia. Para nosotros, seres humanos, la cuestión «ser o no ser» es la cuestión «pensar o no pensar».

Un ser de conciencia volitiva no puede seguir una conducta automática. Necesita un código de valores para guiar sus acciones. El «valor» hay que ganarlo y conservarlo; la «virtud» es la acción por la que se gana y se conserva aquél. El «valor» presupone una respuesta a la pregunta: ¿Valor para quién y para qué? El «valor» presupone una norma, un propósito y la necesidad de actuar frente a una alternativa. Donde no hay alternativas no son posibles los valores.

Sólo existe una alternativa fundamental en el universo: la existencia o la no existencia, y ambas pertenecen a una sola clase de entidades: los organismos vivientes. La existencia de la materia inanimada es incondicional; la existencia de la vida, no: depende de un curso de acción específico. La materia es indestructible, cambia sus formas, pero no puede cesar de existir. Todo organismo viviente se enfrenta a una alternativa constante: la de la vida o la muerte. La vida es un proceso de acción, autosustentadora y autogenerada. Si un organismo falla en la misma, muere; sus elementos químicos perduran, pero su vida termina. Es sólo el concepto de «vida» el que hace posible el concepto de «valor». Sólo para un ser viviente las cosas pueden resultar buenas o malas.

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