miércoles, noviembre 19, 2014

Viajes del Nagual

Estoy tan acostumbrado a estar vivo
que ni cuenta me di cuando me volví zopilote.

Cuando vuelo no tengo miedo,
nadie me ha podido alcanzar.

En la casa del colibrí no se ha escuchado
la última palabra.

Nadie recuerda exactamente
cuando me vieron por última vez
cazando con las manos conejos de fuego en la oscuridad.

Como una greca palpitante,
siete víboras al acecho.

En el fulgurante mar de arriba
solo perdura mi canto.

Después del eclipse de sangre
ya casi ni gente somos.

Aquí donde llueve tierra
los signos están rotos.

Xolotl bajó al infierno en forma de perro.

Solo quedan las casas
y los indios colgados en el viento encendido.

Mi sombra empolvada
cae sobre el tambor de tierra.

En el espejo humeante
soplan las flautas funerarias.

En el lago del ombligo de la luna
casi siempre hay una respuesta.
Solo hay que saber cuál es la pregunta correcta.

A la izquierda del Colibrí
(Jorge Reyes)

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