El mundo cotidiano no está constituido por objetos, tal como saltan a la vista, sino por campos de energía. La idea de la energía es uno de los aspectos fundamentales de todo el pensamiento y de la práctica ha realizar, porque es el punto de partida y de llegada de todo cuanto una persona hace.
El mundo de los deseos y el de las ideas, lo posible y lo imposible, tiene que ver con todo lo que hace una persona, y el poder personal lo determina todo.
"Un hombre no es más que la suma de su Poder Personal".
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El nivel de energía de cada persona depende de tres factores fundamentales:
1º La cantidad de energía con la que fue concebido.
2º La manera en que la incrementa o disminuye a lo largo de su vida.
3º La manera en que la usa en su momento presente.
Quién tiene un alto nivel de energía suele tener una vida plena y dichosa, mientras que aquéllos cuyos niveles de energía son bajos, suelen tener vidas grises y a menudo dolorosas hasta que
mueren.
La forma en que los seres humanos utilizamos la energía no es producto del azar o de su elección, sino que está determinada por su historia personal.
Nos gusta mucho considerarnos personas libres, cuando en realidad nuestra posibilidad de elección es aplicable sólo a una fracción muy pequeña del conjunto de nuestras acciones.
Dejando de lado todas las acciones y funciones que llevamos a cabo por efecto del condicionamiento biológico, nos encontramos que las actividades que llevamos a cabo, tanto interna como externamente, están determinadas por la clase social, nacionalidad, sexo, carácter, personalidad, religión, ideología política, complejos y traumas, y estos son sólo algunos de los múltiples detalles que configuran la "historia personal" y que determinan el qué y el cómo de nuestro existir cotidiano.
Creemos que decidimos y lo que hacemos es efectuar las acciones para las que nos ha programado nuestro pasado. Así es como están determinadas nuestras creencias, deseos, elecciones, limitaciones, debilidades y talentos. No elegimos con quién hablar, ni con quién relacionarnos, los lugares que frecuentamos o los que evitamos, sino que detrás de todo ello está nuestra historia personal.
Aún cuando las personas comunes utilizan su energía realizando las rutinas que emanan de su historia personal, pueden sin embargo, realizar unos cambios fundamentales en su condición de campos de energía:
1. Redirección del uso de la energía.
2. Ahorro de energía.
3. Incremento de energía.
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