La vida de un guerrero no puede en modo alguno ser fría y solitaria y sin sentimientos, porque se basa en su afecto, su devoción, su dedicación a su ser amado. La Tierra sabe que él la ama y por eso lo cuida. Por eso, la vida del guerrero está llena hasta el borde y su estado, dondequiera que él se encuentre, siempre será la abundancia. El guerrero recorre los senderos de su amor: esta Tierra… Solamente si uno ama a esta Tierra con pasión inflexible puede librarse de la tristeza.
Un guerrero siempre está alegre, porque su amor es inalterable y su ser amado, la Tierra, lo abraza y le regala cosas inconcebibles. La tristeza pertenece sólo a esos que odian al mismo ser que les da asilo. Este Ser hermoso, que está vivo hasta sus últimos resquicios y comprende cada sentimiento, me dio cariño, me curó de mis dolores, y finalmente, cuando entendí todo mi cariño por ella, me enseñó lo que es la libertad. Solamente amando a este ser espléndido se puede dar libertad al espíritu del guerrero; y la libertad es alegría, eficiencia, y abandono frente a cualquier embate del destino.
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