miércoles, mayo 11, 2011

La Isla de Pascua

La Isla de Pascua es conocida por sus impresionantes moáis, gigantescas estátuas talladas íntegramente de una pieza de roca, la mayor de ellas (Paro) de 10 metros de altura y 75 toneladas de peso. También es conocida, en ciertos ámbitos, por ser un ejemplo de la degradación ambiental provocada por el hombre (al menos en parte), y las consecuencias de ello.

Según la teoría que mantienen diversos autores, la Isla de Pascua pasó de ser una civilización avanzada, con una gran riqueza cultural y una sociedad próspera, a un campo de batalla tribal donde se practicaba el canibalismo, por efecto de la sobreexplotación de los recursos naturales por parte del hombre, y un cambio en las condiciones ecológicas locales.

Rapa-Nui, el nombre que los isleños dan a su tierra, fue colonizada entre el 700-1.100 de nuestra era por marinos polinesios. Se encuentra en mitad del océano Pacífico, es uno de los terrenos emergidos más aislados del mundo, a más de 2.000 km de distancia de sus vecinos más próximos, y a más de 3.500 km de la costa chilena. Tiene algo más de 163 km2 de superficie y una forma aproximada de triángulo.
Los humanos llegaron a la isla en pequeñas embarcaciones, parecidas a canoas grandes. Estos colonizadores llevaban consigo su cultura, sus hábitos agrícolas y ganaderos, y unos pocos animales y semillas con los que "mejorar" las tierras a las que llegasen. Sin embargo, las condiciones de Rapa-Nui son muy distintas a aquellas de las que venían.
Para empezar, y debido a su geología, el agua es muy escasa, careciendo prácticamente de ríos y otras masas de agua. Los constantes vientos dificultan la agricultura, la falta de arrecifes de coral - muy comunes en otras islas - reduce sus recursos pesqueros, su aislamiento dificulta la migración de las aves... Aún así, sus habitantes se adaptan a las circunstancias y consiguen hacer florecer una civilización bastante avanzada.

Los moáis son el mayor ejemplo de su cultura. Estas enormes esculturas se tallaban directamente en la cantera, y eran transportadas en una pieza a lo largo de kilómetros, hasta su emplazamiento en la costa, asentándose sobre una plataforma también de piedra. Las estatuas tenían un significado cultural y religioso, y las élites mandaban construirlos como símbolo de estatus. El trabajo de tallar los moáis era muy difícil, y requería mucho personal, al que había que alimentar.
El número y tamaño de los moáis se fue incrementando durante el tiempo, requiriendo cada vez más personal. Muchas zonas de bosque fueron taladas para utilizar la madera para transportar las estátuas, y otras zonas se clarearon para tener más campos de cultivo. Los estudios de pólenes demuestran que estas prácticas provocaron la extinción de varias de las especies de árboles de la isla, contribuyendo a la desertización.

Y, de pronto, los moáis se dejaron de construir. En la misma época, tal como demuestran las excavaciones arqueológicas, dejaron de comerse todas las especies de aves (lo cual indica su extinción), así como el pescado y las marsopas (al no haber madera para embarcaciones). A esto hay que sumarle un fuerte periodo de "El Niño", con un efecto devastador sobre el clima de la isla. Y lo más preocupante, comienzan a aparecer restos humanos con marcas de haber sido comidos por otros seres humanos.
El colapso ambiental al que se llegó, consecuencia de la explotación desmedida de recursos naturales junto con procesos de cambio climático, hizo involucionar la cultura de la isla. La tradición oral de los isleños cuenta que en esa época se pasó de una sociedad organizada, dividida en tres tribus que competían entre sí de manera pacífica en la mayor parte de los casos, a una guerra civil casi continua entre pequeños clanes dominados por un líder guerrero. Se cuenta que en esa época se creó el mayor insulto que allí se podía decir: "la carne de tu madre se queda entre los dientes", lo cual demostraría que se practicaba el canibalismo (hecho común a todas las escaseces de recursos, como en la Edad Media Europea).

Siglos más tarde, Rapa-Nui fue visitada por marinos europeos. Cuando estos desembarcaron en la isla, se encontraron una población diezmada, con un ecosistema árido, pobre y frágil, y una cultura muy rudimentaria. Todos los moáis, cuya construcción y transporte era inexplicable para los europeos, se encontraban derruidos, todas las plataformas en que se asentaban habían sido desmanteladas, y nada quedaba de su antigua gloria.
Los moáis fueron reconstruidos, y hoy día se pueden visitar, y aprender de ellos la grandeza que la civilización de Rapa-Nui tuvo. También están las evidencias de las consecuencias que la explotación sin medida de los recursos naturales puede suponer, de la que también podemos aprender una valiosa lección.

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