En su éxodo ritual, los huicholes, hijos del desierto, van en busca de la antigua leyenda del Venado Azul, que es transmitida de padres a hijos. La tierra del Venado Azul es sagrada para la tribu de los huicholes en el desierto de Chihuahua.
La leyenda cuenta que un cazador mató a un Venado Azul. Cuando fue herido, el Venado huyó a lo profundo de la estepa. Se dice que en sus huellas fueron creciendo cactus del peyote.
Desde ese lejano episodio de su mitología, los huicholes acostumbran usar en sus ceremonias sagradas los brotes de peyote, que se vuelven centro de su sortilegio místico. El cactus sagrado expande sus conciencias al ser ingerido y, según sus relatos, los vuelve uno con la vida, con sus dioses y con la belleza del mundo natural.
En la actualidad los indios huicholes, aun conservan intacta la tradición. Todos los años la tribu parte en peregrinación en busca de los botones de peyote. Brotes que —según la leyenda— vuelven a nacer en las huellas que dejara en la arena del tiempo aquel Venado Azul de la leyenda.
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