La base de todo el aprendizaje es la curiosidad. Una de las claves del aprendizaje es poder cambiar de perspectiva continuamente para poder analizar una situación desde diferentes ángulos. Si puedes obtener una perspectiva de las cosas, podrás ver ángulos que nadie ha visto. De allí deriva un nuevo aprendizaje.
La realidad es maleable. No existe una sola. La única realidad es la suma de todas las realidades, de todos los involucrados en el problema.
Cuando se adquieren más conocimientos, la perspectiva de la realidad se amplía y se pueden crear diferentes campos o realidades. El secreto del éxito de una persona no radica en tener una buena perspectiva para los problemas, sino en tener muchas perspectivas diferentes para cada uno de los problemas. En otras palabras, es tener la capacidad de ver una situación desde todos los ángulos posibles.
Nadie ha podido hacer verdaderas contribuciones a la humanidad en menos de diez mil horas; esa la tasa mínima que tiene que invertir una persona para lograr que sus conocimientos, habilidades y experiencia rindan frutos y deje un verdadero legado. No hay atajos para el éxito, se tiene que pagar el precio. Todas y cada una de estas horas deben ser invertidas en probar sus teorías, en equivocarse y en volver a experimentar. Así, hasta llegar al estado de arte –sano− y poder realizar aportaciones verdaderas.
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