se abata sobre tus hombros
y tropieces,
baile el barro para equilibrarte.
Y cuando tus ojos se hielen
detrás de la ventana gris
y de ti se apodere
el espectro de lo perdido,
que una legión de colores,
índigo, rojo, verde y azul heráldico
despierte en ti un vergel deleitoso.
Cuando se gaste
la lona de la barca del pensamiento
y una mancha de océano
se forme debajo de ti,
surque las aguas
un largo sendero de luna
por donde volver sano y salvo.
Sea tuyo el alimento de la Tierra,
sea tuya la claridad de la luz,
sea tuyo el fluir del océano,
sea tuya la protección de los antepasados.
Y así, que un lento viento te envuelva
en estas palabras de amor,
un manto invisible para velar por tu vida.
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